GESTIÓN DE INVENTARIOS Y COMPRAS



GESTIÓN DE INVENTARIOS Y COMPRAS
La gestión de almacenes comprende diversas actividades necesarias para mantener – custodiar- y suministrar el producto requerido por los clientes. Dichas operaciones corresponden a manipulaciones de los productos para su adaptación a los requisitos fijados por los clientes, transportes internos y externos, preparación de pedidos, reposición de existencias, inventarios de seguridad, gestión de los documentos originados como consecuencia del movimiento de las mercancías, etc. De todas ellas, nos preocuparemos de las referidas a la Gestión de Inventarios, en concreto a lo que afecta a las existencias necesarias para dar un servicio correcto a los clientes, dentro de que suponga el menor coste para la empresa. Como veremos, las decisiones relacionadas con las existencias trascienden el almacén para afectar al servicio dado al cliente, a las relaciones con los proveedores, a las finanzas de la empresa y por supuesto a los costes del producto, de aquí que una buena gestión de almacenes sea uno de los objetivos de cualquier empresa.


Los inventarios para la venta de producto.
 La gestión de inventarios dirigidos a la producción –entiéndase, materias primas, productos semiterminados o en curso de ser terminados, productos auxiliares de la producción, herramientas, etc.- debe ser hecha aplicando criterios de planificación de materiales. No quiere decir que no se puedan aplicar a esa gestión las ideas que continúan, pero los resultados obtenidos no serán tan eficientes como si se hiciera de la forma citada. Aunque, insistimos, pueden ser aplicados y, de hecho, algunas empresas suelen aplicarlos a los abastecimientos de materias primas. e servicios – comercios - e industrias.
La gestión de los almacenes enfocados a la venta tiene como características principales. ƒ Trabajar con productos finales. ƒ La demanda futura no es conocida con exactitud (conocemos un patrón temporal de comportamiento de la demanda, o lo que es lo mismo, una probabilidad de ocurrencia. Por ejemplo, en un determinado comercio las ventas de los viernes son las mayores de la semana. No sabemos exactamente cuánto, aunque sí que los viernes se vende más, digamos un 30% más que la media semanal. Esto es lo que queremos decir con grado de conocimiento de la demanda).

Los almacenes que venden producto final se enfrentan siempre con una dificultad y es que no se conoce por adelantado exactamente ni cuándo, ni cuánto pedirán nuestros clientes. Sin embargo, podemos establecer pautas, o patrones de comportamiento de sus pedidos, es decir grados de probabilidad de la ocurrencia de las ventas futuras. En estas condiciones la gestión consiste en determinar la cantidad que de debe reponer en un almacén y el momento de reponer esa cantidad, para que cuando un cliente acuda al almacén sea atendido y que no lo sea a costa de almacenar una cantidad excesiva, sino la justa. Si la cantidad repuesta es excesiva, se corre el riesgo de “sobrealmacenar” producto, con los consiguientes costes aumentos de costes. Si la cantidad repuesta es baja, los clientes pueden quedar desabastecidos y acarrear consecuentes pérdidas de mercados. Lo mismo ocurre con el momento de efectuar las reposiciones. Si se adelanta indebidamente la fecha de los pedidos a los proveedores, podremos de nuevo “sobrealmacenar” producto; por el contrario, al retrasar las reposiciones cabe la posibilidad de desabastecer al mercado.
Como el futuro es difícilmente predecible con exactitud y puesto que la perdida de mercados constituye un coste considerable para una empresa, siempre se preferirá mantener un cierto y adecuado exceso de producto, que llamaremos inventario de seguridad, para utilizarlo en los casos de que por error de nuestras estimaciones así se requiera.

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